15 de abril de 2012

Tesoros escondidos


Y es que cuando sonríes, el mundo se para, el tiempo se detiene y ya no existe nada. Me cautivas. Me maravillas. Eres como una cajita de sorpresas que nunca acaba. Aún me pregunto ¿qué he hecho yo para merecerte? Eres más de lo que jamás he imaginado, eres más dulce que mis mejores sueños. ¿Por qué yo? ¿Por qué tu? No lo sé, y es una de esas incógnitas que jamás tendrán solución, pero no me importa, lo que siento es tan fuerte que no me hacen falta más razones para saber que eres para mí. Mi corazón es tuyo, el cielo, las estrellas; nada importa ya, ahora mi vida gira en tu entorno, todo me arrastra a tí, todo lleva escrito tu nombre. Las manecillas del reloj parecen no girar con la suficiente velocidad hasta volver a verte, los rayos del sol no iluminan con la intensidad necesaria para cegarme de la forma en la que tu me ciegas, los poemas más hermosos jamás escritos no logran describir con total exactitud todo aquello que te quiero expresar. Es que ahora, ya no me resisto, ya no puedo poner freno; que se quite todo ante mi camino, porque estoy dispuesta a atravesar tierra, mar y aire, y llevarme todo a mi paso, si eso hace que te tenga a mi lado.

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