19 de abril de 2012

¿Miedo a volar?

Como en el cuento de Peter Pan, ¿quién no ha soñado jamás con poder volar? Alzarse por encima de los cielos, mordisquear trocitos de nubes, tocar los rayos del sol y jugar con las frenéticas estrellas. Creernos Campanilla y llenar el mundo con nuestro polvo de hadas, ser por un día los niños perdidos y luchar contra el Capitán Garfio. Quedarnos en ese momento idílico, esa infancia añorada, volver a ser quienes éramos o quienes creíamos ser, porque de eso trataba, de convertirnos en lo inimaginable, crear castillos de arena situados en un país de golosinas donde habitan seres extraordinarios. Queremos ser protagonistas de nuestro cuento, salir siempre victoriosos y que jamás hayan daños colaterales, pero el problema es exactamente ese, que en la vida real si existen los daños colaterales, existen Capitanes Garfio que van en coches de lujo y se hacen ricos a costa de los demás, de la ignorancia de la gente, se aprovechan de que sus mentes no se han cultivado lo suficiente; en la vida real existen piratas despiadados, malvadas brujas y madrastras terroríficas, pero también, si buscamos en nuestro interior, encontraremos a ese Robbin Hood que trata de salvar a los más débiles. El mundo establece un equilibrio entre lo bueno y lo malo, sólo falta que el lado bueno se manifieste hasta volver a poner el marcador a nuestro favor.
Sí, puede que de miedo en algunas ocasiones, el mundo es un campo de batalla, pero no debemos sentirnos pequeños ante las circunstancias, porque la grandeza de nuestro corazón puede traspasar cualquier frontera.
Firmado: La sombra perdida de Peter Pan.


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