28 de abril de 2012

En cada apuesta, cambiar los números por tu nombre. En cada anochecer, sustituir las estrellas por una de tus miradas. En la cama, desear tenerte a mi lado y abrazarte fuerte, sintiendo que es la primera y última vez que tu piel rozará la mía. Son esos míseros gestos, los impredecibles, los casi invisibles e inapreciables los que me enamoran un poquito más a cada segundo, es el saber que tu luz es la única que alumbra mi vida, son tus besos los únicos que logran que me eleve y me pierda en ellos. 
Son tantas las sensaciones y sentimientos que despiertas en mí. Me haces querer ser mejor persona, crecerme día a día y ante todo, regalarte la felicidad; daría lo que fuera por que mantengas viva la ilusión y la alegría, que lograras entender que en mi mundo, tu eres la mayor maravilla.
Si hago un recuento hacia atrás, puedo recordar cada segundo que he compartido contigo, y jurar que son los más perfectos y especiales de todos. Poco tengo que pedirle al futuro, sólo que tu estés en el, porque así, se que no necesito nada más, de tu amor me alimento y a tu amor me entrego.
De Sol a Sol y en cada poniente de Luna, soy completamente tuya.
        

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